miércoles, 5 de febrero de 2014

Las reservas del Banco Central de la ficción a la realidad

por Alejandro Olmos Gaona 


La piedra de toque de la sabiduría convencional
es la aceptabilidad. Tiene la aprobación de
aquellos a quienes se dirige. Está articulada en
todas las instancias del mundo sofisticado. Ya en
el supremo nivel académico de las ciencias
sociales, queda proscrita cualquier novedad. El
enemigo de la sabiduría convencional no son las
ideas sino la marcha de los acontecimientos.

John Kenneth Galbraith

Desde siempre, el método más eficaz para no enfrentar las realidades molestas, ha sido negarlas, y de esa manera se supone erróneamente que se la hace desaparecer junto con las dificultades que puedan ocasionar.

También están aquellos que no las niegan, pero las distorsionan hasta hacerlas ininteligibles. En materia económica, esto puede alcanzar proporciones notables que solo terminan por confundir y se pueden ver como los llamados expertos hacen cálculos, tiran cifras, hacen pronósticos, no sobre la base de los hechos, sino de las ideas que los interpretan, y el lenguaje a veces críptico esconde claramente una intención que en apariencia no se explicita. Como hace añares escribía D. Raúl Scalabrini Ortiz: “Estos asuntos de economía y finanzas son tan simples que están al alcance de cualquier niño. Solo requieren saber sumar y restar. Cuando Ud. no entiende una cosa, pregunte hasta que la entienda. Si no la entiende es que están tratando de robarlo. Cuando Ud. entienda eso, ya habrá aprendido a defender la patria en el orden inmaterial de los conceptos económicos y financieros”.

Las disponibilidades del Banco Central de la República Argentina, tan comentadas las últimas semanas, son una clara evidencia del manejo negador del gobierno por un lado, y de las largas disquisiciones de los expertos, que supuestamente ofrecen diversas soluciones para impedir la caída de las reservas, que se acentuara en los últimos meses. A la incompetencia del Jefe de Gabinete de Ministros que habla de una “caída estacional”, como si fuera una cuestión del verano que las reservas se esfumen, olvidando que el último año se perdieron más de 12.000 millones de dólares, se suman las probables soluciones que articulan algunos de los economistas de la oposición, que sugieren, que habría que volver al mercado internacional de capitales como la única opción. Pocos de ellos, se refieren al problema del endeudamiento externo, como uno de los factores fundamentales de la caída de las divisas, en razón de que desde el 2010, se utilizan reservas para el Fondo del Bicentenario para el Desendeudamiento y la Estabilidad, irónico nombre del fondo para pagar a los acreedores externos, cancelando así las obligaciones de la deuda pública, que vencen anualmente.

Entendiendo el gobierno y la oposición mayoritaria, que la deuda hay que pagarla, aunque sea manifiestamente ilegal, y producto de uno de los mayores fraudes de la historia económica del país, se utilizaron en todos estos años recursos del Banco Central, de la Anses, del Banco de la Nación y de otras agencias del Estado para pagar a los acreedores externos (autores y beneficiarios del fraude), convirtiendo deuda externa en deuda intra-Estado. Ese cambio de acreedor ha sido exhibido como un logro notable, cuando en realidad se trata nada más y nada menos que desconocer principios elementales del orden jurídico del país, y reconocer la exigibilidad de operaciones nulas de nulidad absoluta.

Salvo contadas excepciones, ningún economista de la oposición, ha cuestionado tales políticas de desendeudamiento, sino que por el contrario, las han festejado, al punto que los sucesivos canjes de deuda tuvieron la aprobación de la casi totalidad del miembros del Congreso Nacional. Mi buen amigo Héctor Giuliano, debe ser uno de los pocos, que semana a semana y mes a mes, además de mostrar la falencia de las cuentas públicas, describe la inconsistencia de muchos números reflejados por las fuentes oficiales.

El pago de las obligaciones externas se realiza a costa de endeudarse ante las instituciones oficiales citadas, desfinanciándolas, y distrayendo sus fondos de los objetivos específicos a que están destinadas. De acuerdo a la actual situación económica, el Estado carece de capacidad de repago de las deudas contraídas, por lo cual conforme se puede observar en los últimos presupuestos, se pagan intereses y hay una especie de refinanciación perpetua del capital.

Todo ese proceso de supuesto desendeudamiento fue minando sistemáticamente las reservas del Banco Central, mientras las compras de divisas con emisión monetaria, no compensaban las reiteradas pérdidas que mostraban mes a mes los resúmenes del Banco. Es cierto que la emisión se esteriliza a través de la emisión de letras (NOBAC y LEBAC), pero esto significa un nuevo y persistente endeudamiento en pesos, con tasas en algunos casos superiores al 18% anual. Al 7 de enero hay Nobac y Lebac emitidas en pesos, equivalentes a 16.844 millones de dólares.

Hoy existe una justificada alarma por la pérdida de reservas del Banco, pero tanto oficialistas como opositores, se siguen manejando dentro del terreno de las ficciones numéricas, y nadie trata de ver la realidad que muestran los resúmenes de la institución, que nadie puede desconocer, porque el Banco los publica semana a semana, pudiendo observarse el constante deterioro de sus activos.

En el resumen del Banco Central correspondiente al 7 de enero, se menciona como activo la suma de 109.639.629 MD, y un pasivo de 92.366.363 MD, lo que daría un patrimonio neto de 16.993.122. MD. En estos dos guarismos básicos es donde comienza la ficción, y a partir de allí sin discriminar debidamente las cifras, se llega a conclusiones erróneas, que todos repiten invariablemente, como si nadie quisiera mostrar el peligro que esos números representan para la solvencia de la institución monetaria.

En el activo que surge del resumen semanal citado, se incluyen letras intransferibles del Tesoro Nacional, a diez años de plazo, a tasa Libor menos un punto porcentual, por un valor 43.586.739. MD, y adelantos transitorios al gobierno nacional, por la suma de 26.762.442 MD. Si bien contablemente corresponde incluir esas letras intransferibles, como un activo potencial, la realidad es que se trata de simples obligaciones, que no pueden negociarse, que además carecen de rentabilidad alguna por tener tasa negativa [1], y que el gobierno podría refinanciar indefinidamente. Es decir, que como contrapartida a la moneda extranjera transferida por el Banco Central, para pagar deuda ilícita, la institución recibió nada más que papeles, que incluye como activo, lo que representa una ficción contable, ya que no es lo mismo, tener un activo en moneda extranjera, utilizable para neutralizar cualquier operación especulativa, que letras a tan largo plazo, que el Tesoro no está en condiciones de pagar, y que seguramente a su vencimiento, si no se modifica de raíz la política económica, se convertirán en promesas de pago sin valor alguno.

En lo que respecta a los adelantos transitorios dados gobierno nacional, también son objeto de refinanciación permanente, por lo cual contabilizarlo como un activo tangible es parte de una anotación contable, que no se corresponde con la realidad.

Si del activo del Banco, que hemos mencionado, se deducen las letras intransferibles y los adelantos transitorios, el ACTIVO REAL no es de 109.639.629 MD, sino de 36.660.469 MD, contra un pasivo de 92.366.363 MD lo que daría un patrimonio neto negativo de 55.705.894 MD. Si de esa suma se eliminan acreencias y duplicaciones que surgen del resumen del Banco, ello daría un patrimonio neto negativo de 53.791.786 MD [2], lo que demuestra el real estado del Banco, y no las novelerías ficcionales, sobre su actual solidez.

Pero corresponde agregar otros detalles más que tienen que ver con las supuestas reservas, que han bajado de los 30.436.577 MD existentes al 7 de enero, a 29.723.000 MD a la fecha de esta nota. En esas reservas internacionales, están incluidos depósitos en moneda extranjera por 10.815 MD y otros pasivos por 2.494.162 MD, debido a lo cual, si deducimos tales cifras, tenemos un stock de reservas netas de 16.514 MD, lo que muestra una situación altamente comprometida, que de seguir así puede configurar una situación crítica de consecuencias imprevisibles.

A pesar de la fragilidad que muestra los números del Banco Central, el gobierno nacional, ha decidido, en el presupuesto 2014 destinar 9855 MD al Fondo Bicentenario, para cancelar obligaciones de la deuda pública, con lo cual las reservas caerían a la suma de 6.659 MD, que sería casi la mitad, de la reserva técnica que debería tener el Banco para afrontar cualquier maniobra especulativa. Además, y como ya los recursos son cada vez más difíciles de obtener, se van a canjear los Bonar 2014, que vencen a fin de este mes, por una nueva emisión pagadera en el año 2019, con tasa Badlar [3], más 250 puntos básicos, lo que significaría un interés real del 24%.

Habiéndose terminado el insostenible discurso de la década ganada, porque las cifras son contundentes, y debido la extrema necesidad que tiene el gobierno de recurrir a la financiación internacional, el Ministro de Economía Axel Kicillof, viajó a Francia, con el ex Ministro Lorenzino, actualmente a cargo de la Unidad de Reestructuración de la deuda, a los efectos de Iniciar conversaciones con los integrantes del Club de París para resolver la deuda que se mantiene con los países que lo integran. Esto va a significar nuevas erogaciones, con los mínimos recursos del Banco Central, o recurriendo a las otras agencias del Estado, como ocurriera anteriormente.

Cumpliendo escrupulosamente con las pautas que señala la sabiduría convencional de la que hablaba Galbraith, a ningún funcionario se le ocurrirá cuestionar las cifras, poner en claro la realidad fraudulenta de gran parte de esa deuda [4], sino que se seguirá haciendo lo mismo de siempre: pagar y refinanciar, aunque ello signifique una continua transferencia de recursos, que los funcionarios disponen a su antojo y que son producto del trabajo de los argentinos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario