domingo, 9 de febrero de 2014

El calamitoso estado de las 
reservas del Banco Central y el 

Las verdaderas causas de la actual crisis cambiaria

que toda la dirigencia argentina se empeña en ocultar

Javier Llorens – Enero 2014
Indice
El calamitoso estado de las reservas del Banco Central 1
Reservas brutas, reservas netas, y reservas netas netas4
El default de la Deuda externa privada6
Los vastos alcances del default de la deuda externa privada9
La fuga de divisas, la verdadera causa de la crisis11
El bluf de la venta de divisas para tenencia13
Néstor y la especulación con el dólar 14
El test ácido que enfrentamos los argentinos con la cuestión del dólar 16
El arte de la política es poner las cosas en su lugar 19

El calamitoso estado de las reservas del Banco Central

El calamitoso estado de las reservas del Banco Central se puede apreciar en toda su profundidad si se cruzan los informes emitidos por el mismo banco referidos al Balance cambiario, donde figuran también los movimientos de la deuda financiera externa privada. Y los referidos específicamente a la Deuda externa privada, donde figura además la deuda comercial por importaciones y anticipo de exportaciones, cuyas divisas debe también proveer el Banco Central, conforme sus obligaciones cambiarias y de comercio exterior. La evolución de esa situación con sus números acumulados a partir del 3er trimestre del 2003 hasta el 3er trimestre del 2013 incluido, a lo largo de la década K, se puede apreciar en el gráfico adjunto.
En el mismo se han graficado los acumulados correspondientes a los grandes rubros del balance cambiario, y la evolución de la deuda por importaciones impagas y anticipos de exportaciones. Como se puede observar en él, la situación de las reservas del Banco Central adquirió un desarrollo calamitoso a partir del 2011, al superar las cifras negativas acumuladas, a las cifras positivas acumuladas. Hasta llegar a un saldo neto actual negativo de menos u$s 22.500 millones, que se ve graficado mediante la línea de“Saldo neto” reflejada en el eje derecho del gráfico.


El Banco Central se hundió así una situación peor a la que se encontraba entre el tercer trimestre del 2003, y el segundo trimestre del 2005, cuando recién el saldo neto acumulado pasó a ser positivo. Para seguidamente caer nuevamente a un nivel negativo de u$s 5.000 millones a fin de ese año, tras el famoso pago al FMI. Para a partir de allí remontar nuevamente la situación, hasta alcanzar a principios del 2008 un pico positivo cercano a los u$s 15 mil millones. Amesetándose luego entre ese año y el 2010 en un nivel de entre u$s 6. 000 y u$s 10 mil millones positivos, para caer a partir de allí aceleradamente en forma casi vertical, hasta llegar a la calamitosa situación actual.
El pasaje de ese “Saldo neto” a un nivel negativo cada vez más pronunciado a partir del 2do trimestre del 2011, fue producto de la combinación en los rubros positivos, del estancamiento del saldo de la balanza comercial, por efecto principalmente de la pérdida del  autoabastecimiento energético. Y por el inusitado aumento que se registra en los rubros negativos del “Saldo de pago de intereses y deuda”,  “Deuda por importaciones, servicios, y anticipo de exportaciones”, y el más importante, “Formación de activos internos por parte de residentes”. Sucedáneo con que se denomina a la fuga de divisas mediante la compra de dólares por parte del público, y la inversión de argentinos en el exterior.
Este desbalance en las cuentas se visualiza en el gráfico adjunto, correspondiente al acumulado al 3er trimestre del 2013. Siendo esta la última información emitida por el Banco Central respecto el Balance cambiario, estando aun más atrasada la información referida a la Deuda externa privada, que corresponde al 2do trimestre del 2013.
En el mismo se observa como los cuatro grandes rubros positivos, el virtuoso “Saldo de mercancías”, que como nunca antes en la historia argentina trepó a u$s 149 mil millones; más la “Inversión directa no residentes”, por u$s 24 mil millones; más “Otros movimientos netos”, por u$s 10 mil millones; más“Otras transferencias corrientes”, por u$s 7 mil millones, que totalizan u$s 190 mil millones, son superados por los cuatro grandes rubros negativos “Formación de activos externos por residentes”, que trepa nada menos que a u$s 88 mil millones; “Deuda por importaciones, servicios, y anticipos de exportaciones”, que trepa a u$s 42 mil millones; “Saldo pago intereses y deuda”, que trepa a u$s 40 mil millones; y “Saldo pago utilidades y dividendos” que trepa a u$s 22 mil millones, totalizando los cuatrou$s 192 mil millones. De tal manera los restantes rubros negativos, “Operaciones con el FMI”“Saldo de servicios”“Compra venta de títulos – valores”, etc, compensados en parte por los restantes rubros positivos, arrojan el saldo negativo de u$s 22.500 millones mencionados previamente.


En resumen, dejando momentáneamente de la lado la cuestión central  de la “Formación de activos internos por parte de residentes” o fuga de divisas por u$s 88 mil millonesse podría decir que el tan mentado “desendeudamiento” financiero del modelo K,  con el pago al FMI y pago de la deuda externa, se solventó nade menos que aumentando en la misma proporción la deuda comercial por importaciones. Sustituyendo de esa manera el  endeudamiento financiero, por un endeudamiento comercial.
Sustitución que no haría ningún comerciante o empresario hábil, no solo porque el financiamiento comercial suele siempre ser mucho más caro que el financiero, sino porque además una deuda con los proveedores, puede poner en  jaque el funcionamiento de la economía real, como el que se registra actualmente por la falta de insumos importados. No obstante ese inusitado endeudamiento comercialha sido birlado del balance cambiario y de la ponderación de las reservas, pese a ser el zapato  que aprieta los pies  del “modelo” económico actual. Al punto tal de llevarlo a emprender cualquier herejía con tal de disimular su rigor, como se verá seguidamente.
Una clara manifestación de ello, son las sendas reuniones reservadas que mantuvo en la última semana de enero el ministro Kicillof y sus colaboradores, con los grandes importadores, y los bancos extranjeros nucleados en ABA, conforme trascendidos de CLARIN y LA NACION, que el gobierno no negó. Pidiéndole a los importadores que “encuentren maneras creativas” de conseguir financiamiento en el exterior, para evitar que el Banco Central siga vendiéndoles dólares, y ello no repercuta en el empleo y la actividad económica. Y pidiéndole a los segundos que ayuden al Gobierno a conseguir u$s 10.000 millones en el exterior, ya sea mediante la emisión de nueva deuda, o a través de líneas de crédito comerciales, y de prefinanciación de exportaciones.

Reservas brutas, reservas netas, y reservas netas netas

Las reservas brutas, son las reservas contables que detenta el Banco Central, no obstante que nadie del público conoce la calidad de ellas, dado que ese dato está guardado bajo siete llaves en dicho banco de bancos. Y solo dice muy circunspectamente que está compuesta  por “Oro, divisas, colocaciones a plazo, y otros”. No obstante en la última modificación que introdujo el gobierno a los retazos de la ley de convertibilidad, se autorizó que ellas se pudieran integrar sin límite alguno con títulos públicosnacionales nominados en divisas, valuados a su cotización de mercado. Y mal se puede pagar a un proveedor comercial internacional con un título público si llegara el caso, y menos aún si es emitido por la República Argentina.
Durante la convertibilidad ese “empapelamiento” de las reservas estaba estrictamente limitado a razones excepcionales, durante un periodo acotado, y hasta un máximo de un 20 % de ellas. Con comunicación al Senado de esas circunstancias, limitaciones y requisitos que hoy brillan por su ausencia. Razón por la que hoy nadie sabe realmente en qué consisten las reservas del Banco Central, y se podría decir como los alemanes, que nadie pregunta de que están hechas las salchichas y las reservas  brutas del BCRA, para no impresionarse.  
Por su parte las reservas netas son las reservas brutas, descontadas las obligaciones financieras con las que ellas se adquirieron, o sea sin el inflamiento que permiten los juegos financieros. Desagregado que hace mucho tiempo el Banco Central abandonó, en su afán de maquillar sus existencias.
Y a su vez las reservas netas netas, serían las netas descontadas las provisiones para el pago de la deuda por importaciones  ya efectuadas, y anticipos de exportaciones. Que el Banco Central no puede en manera alguna soslayar, ya que se considera que uno de los indicadores de la calidad de las reservas de un país, son los meses o años que cubre sus importaciones futuras. Con mayor razón entonces respecto a las importaciones impagas del pasado, que han obligado al gobierno a cuotificar las importaciones futuras mediante los permisos previos de importación. En el siguiente cuadro se efectúa el cálculo de cada una de ellas,  conforme  los grandes rubros del Balance cambiario  y comercio exterior


Balance cambiario y de comercio exterior III Trim 2003 – III Trim 2013 y Reservas
Conceptos
Acumulado al III Trim 2013
Saldo mercancías
148.735
Inversión directa no residentes
23.599
Otros movimientos netos
10.317
Otras transferencias corrientes
7.125
Préstamos de otros Org. Int. y otros bilaterales
4.344
Inversión de portafolio de no residentes
1.846
Préstamos financieros y líneas de crédito
1.417
Otras operaciones del sector público (neto)
-449
Formación de activos externos del sector financiero
-504
Compra-venta de títulos valores
-4.010
Saldo servicios
-9.136
Operaciones con el Fondo Monetario Internacional
-12.697
Utilidades y Dividendos y otras rentas neto
-21.635
Pago intereses y deuda neto
-39.953
Formación  de activos externos del sector privado no financiero
-88.219
Saldo cuenta corriente y capital
20.778
Ajuste por tipo de pase y valuación
1.779
Variación contable de Reservas Internacionales del BCRA
22.556
Mas Reservas al 30 Jun 2003
12.183
Reservas brutas al 30 Sep 2013
34.739
Menos Otros movimientos netos (depósitos de terceros)
-10.317
Préstamos de otros Org. Int. y otros bilaterales
-4.344
Inversión de portafolio de no residentes
-1.846
Préstamos financieros y líneas de crédito
-1.417
Reservas netas al 30 Sep 2013
16.816
Menos provisiones por deuda importaciones y adelanto exportaciones*
-42.300
Reservas netas netas al 30 Sep 2013
-25.484

O sea que al 30 de septiembre del 2013, habrían existido en el Banco Central Reservas brutas, aunque nadie sabe la calidad de ellas, por u$s 34.739 millones. Reservas netas por u$s 16.816 millones. Y reservas netas netas, por menos 25.484 millones, poniendo esta cifra de relieve el gravísimo atolladero en que se encontraba y se encuentra Argentina. En el siguiente gráfico se puede apreciar la evolución de ellas a partir del II Trimestre del 2003, cuando el kirchnerismo llegó al poder.

En él se observa que las reservas brutas y las netas crecen paralelamente hasta el 2007, y también lo hacen más abajo las reservas netas netas, que partieron de cero cuando el kirchnerismo llegó al poder. Pero a partir de allí se rompe la simetría, y mientras las reservas brutas aparentan crecer, las reservas netas comienzan a decaer, por efecto del aumento de los depósitos en dólares de terceros que son computados como reservas, y la obtención de créditos externos por parte del Banco Central. Que disimulan la acelerada pérdida de reservas, producto de la acelerada “Formación  de activos externos por parte de residentes”, y la consecuente redolarización de la economía. Y a la par las reservas netas netascaen aun más aceleradamente, por efecto del aumento de la “Deuda por importaciones, servicios, y anticipos de exportaciones”.
Ellas se hundieron a un irreversible nivel negativo a fines del año 2010, lo cual pone en evidencia la desaprensión cuasi criminal de las autoridades del Banco Central, que a lo largo del 2011 con fines eminentemente electoralistas, a los efectos de lograr la reelección de CFK, financiaron la fuga de divisas a través de la “Formación de activos externos por parte de residentes”, con un inusitado aumento de la “Deuda por importaciones, servicios, y anticipo de exportaciones”, como se puede apreciar en el primero de los gráficos. Poniendo así el huevo maligno de la situación que actualmente aqueja al país y al mismo gobierno, castigado por Némesis, la diosa que castiga las exageraciones. 

El default de la Deuda externa privada

Algún experto objetará que es un tremendismo incluir en el cálculo de las reservas del Banco Central, la deuda por importaciones ya concretadas, y los anticipos de exportaciones. No obstante la cuestión es aun es mucho más grave, al haber en la práctica decretado el país y el Banco Central, el default de la deuda externa privada, según surge de sus mismos informes al respecto. Por lo que podría decirse que de esa manera la Presidenta Fernández de Kirchner evitó rematar la quinta de Olivos y la Casa Rosada, como había prometido antes de decretar el default de la deuda externa pública; decretando en cambio un subrepticio default de la deuda externa privada, con todos los inconvenientes que ello ha acarreado en la economía real de los argentinos.
La magnitud de ese default se puede apreciar en el siguiente gráfico, elaborado en base al último informe de Deuda externa privada emitido por el Banco Central al 30/06/2013.  Se observa en él que sobre un total de deuda externa privada de u$s 71.466 mil millones, del cual un 96 % corresponde al sector real de la economía, es decir al SPNF (Sector Privado no Financiero) según la jerga del Banco Central, existenu$s 23.600 millones de deuda vencida e impaga en rojo, de los cuales u$s 23. 400 corresponden al sector real de la economía o SPNF.
Pero además en los dos trimestres restantes del 2013, vencían otros u$s 24.600 millones, de los cuales u$s 23.700 corresponden al SPNF. Totalizando así los vencimientos del año 2013 nada menos que u$s 48.200 millones, de los cuales u$s 47.100 corresponden al SPNF. Ignorándose hasta la fecha como pudo el Banco Central sobrellevar ese formidable frente de vencimientos, dado que morosamente no ha emitido un nuevo informe de Deuda externa privada hasta la fecha.

Este crecimiento de la deuda  externa vencida e impaga, es un fenómeno que vino acentuándose año a año a partir del 2008, a la par que se desencadenaba la formidable fuga de divisas, o “Formación de activos externos por parte de residentes”, que en cierta forma fue sostenida mediante este inusitado aumento de la deuda comercial y financiera del sector no financiero. Principalmente la primera, que actualmente representa un 59 % del total, con todos los inconvenientes que ello trajo aparejado al funcionamiento de la economía real.
Esta declaración de default de la deuda externa privada la pone en evidencia la Circular A 5085 del 7/6/2010 del Banco Central, que en su punto 2.5 autoriza “Las compras de billetes en moneda extranjera para depositar en cuentas bancarias locales que realicen empresas del sector privado no financiero en la medida que se cumplan las siguientes condiciones. 2.5.1. La empresa registra deuda vencida e impaga con el exterior en concepto de títulos emitidos en el exterior, préstamos financieros sindicados en el exterior, préstamos financieros otorgados por bancos del exterior, y otras deudas directas o garantizadas por agencias oficiales de crédito del exterior. 2.5.2. A la fecha de acceso al mercado local de cambios, la empresa ha efectuado una oferta de refinanciación de su deuda a acreedores del exterior.”
Declaración de default que se ha mantenido invariable hasta la fecha en las normativas cambiaras, que derivaron luego en el 2011 en la reglamentación del corralito cambiario, como una forma de extensión de ese default a todo aquel que quisiera acceder a las divisas extranjeras. Al mismo tiempo que el gobierno se jactaba de su “exitosa” política de desendeudamiento, que en realidad consistió en un paralelo reendeudamiento comercial, tan peligroso como con el FMI, al afectar directamente el funcionamiento de la economía real.
Por esta razón, como conocedor del verdadero estado de impotencia del Banco Central, su ex presidente Martín Redrado se opuso a ultranza a principios del año 2010 a que las reservas se destinaran a la cancelación de deuda externa pública. Dispuesto por la Presidenta Fernández de Kirchner a principios de ese año, mediante sendos DNU (Decretos de Necesidad y Urgencia) modificatorios de los retazos de la ley de convertibilidad. Que llevan el altisonante título de “Fondo del Bicentenario para el Desendeudamiento y la Estabilidad”, aprovechando las efemérides de ese año, y derivaron en la remoción de dicho ex presidente.
Pagos en su esencia configuran un fraude, ya que se supone que las deudas soberanas, son impuestos futuros percibidos por adelantado, que a su vencimiento deben cancelarse con impuestos. Y no directamente con las reservas de un banco central, destinadas esencialmente a preservar el valor de la moneda y asegurar el comercio exterior, cuyas consecuencias hoy estamos pagando duramente.
Redrado de todas maneras no es ajeno a la responsabilidad que le cabe a él, y otros funcionarios, por haber permitido que las reservas se malbarataran en forma cada vez más acelerada a partir del año 2007, mediante su fuga o “Formación de activos externos por parte de residentes”. A la par que se iba aumentando paulatinamente la deuda externa privada correspondiente al sector real de la economía, y la porción de ella en situación vencida e impaga, o sea en default. Responsabilidad que también cae sobre otros que junto con Redrado, se proponen actualmente para solucionar el problema, como son el ex jefe de Gabinete K Sergio Massa, y los ex ministros de Economía K, Miguel Peirano y Martín Lousteau.
Los cuales como el chajá, que pone los huevos en un lado y canta en el otro, dicen que el problema actual es la inflación, producida por la alta emisión monetaria, en la cual ellos también estuvieron involucrados, y la falta de inversiones externas. Cuando el problema en realidad se originó por laremisión y fuga de las divisas obtenidas del saldo de la balanza comercial, y la pésima inversión que se hizo de ellas, derivadas a atesoramientos especulativos inmovilizados o en el exterior.
E incluso la inflación que ahora se ha desbocado, no corresponde ya a la emisión monetaria, o una puja distributiva entre sindicatos oligarcas formadores de salarios, y empresarios oligarcas formadores de precios. Sino a la cotización de un dólar desbocado, que tras ser usado como ancla de precios, por el insuficiente stock de reservas del Banco Central pasó a ser una locomotora de los precios, arrastrando a los demás precios, tras su desdoblamiento de hecho entre el dólar oficial y el blue.
Las hiperinflaciones argentinas de 1975, 1983, 1989 al 1991, y 2001, fueron el resultado de la imposibilidad de sostener el valor del peso, o tasa de cambio, que es uno de los precios principales de la economía, por la carencia de divisas. Situación ante la cual nos encontramos nuevamente, como homínidos primitivos que recorren circularmente la historia, tropezando siempre con la misma piedra. Y en consecuencia hablar de la inflación ante esa notable fuga de divisas, es solo quedarse en las apariencias o epifenómenos de las cosas.
Hoy la declaración de default de la deuda externa privada, subsiste en la flamante Comunicación A 5526 del Banco Central, emitida en enero (27/1/2014) donde en su punto 2.4 se prevé la refinanciación de las deudas vencidas e impagas por parte del sector real de la economía. Al mismo tiempo que lindando con la desaprensión criminal, en su punto 4 prevé las “Normas para el acceso al mercado local de cambios para la formación de activos externos de residentes, de libre disponibilidad”. Disponiendo, pese al calamitoso estado de las reservas del Banco Central, que “las personas físicas residentes en el país podrán acceder al mercado local de cambios para las compras de billetes que realicen por el concepto “compra para tenencia de billetes extranjeros en el país” en función a los ingresos de su actividad declarados ante la Administración Federal de Ingresos Públicos…  

Los vastos alcances del default de la deuda externa privada

La naturaleza de la Deuda externa privada en relación a sus acreedores se puede observar en el gráfico adjunto, donde se aprecia que la deuda vencida e impaga con empresas del mismo grupo económico, trepa a u$s 12.700 millones. Y la a vencer en el 2013 trepaba a u$s 9.900 millones, totalizando esos vencimientos u$s 22.600 millones, a los que se agregan otros u$s 2.700 millones a vencer en el 2014.
El segundo rubro en importancia es la deuda con proveedores, con u$s 7 mil millones de deuda vencida e impaga, y u$s 9.400 millones que a vencer en el 2013, totalizando u$s 16.400 millones. Mientras que la deuda vencida e impaga con entidades financieras internacionales, tenedores de títulos, y otros varios trepaba a u$s 3.600 millones, y la a vencer en el 2013 a u$s 4.500 millones, a los que debe agregarse otros u$s 2.700 millones a vencer el 2014, sin considerar en ninguno de los casos los vencimientos posteriores.

En el gráfico adjunto se pueden ver a los sectores de la economía real afectados por esa deuda en default. Oscilando los montos de deuda vencida e impaga al 30/6/2013 entre los u$s 600 millones en el caso de las “Oleaginosas y cerealeras”, hasta los u$s 6.000 millones acumulados en el rubro “Otros varios”. Pasando por u$s 1.100 millones de la “Industria automotriz”; u$s 1.600 millones de “Comercio”, u$s 1.700 de “Alimentos, bebidas, y tabaco”; u$s 2.000 millones del “Petróleo”, y u$s 3.200 de la “Industria química”.
En cuanto a la suma de la vencida e impaga y a vencer inminentemente en el 2013, encabeza el ranking el acumulado del rubro “Otros varios”, con u$s 9.200 millones. Y le siguen la “Industria automotriz” con u$s 6 mil millones. La “Industria Química”, con u$s 5.800 millones. El “Petróleo”, con u$s 5.300 millones. “Maquinarias y equipos”, con u$s 4.800 millones. “Oleaginosas y cereales”, con u$s 3.200 millones. “Alimentos, bebidas, y tabaco”, con u$s 2.900. “Electricidad”, con u$s 2.700 millones.“Comercio”, con u$s 2.400 millones. “Comunicaciones”, con u$s 1.900 millones. “Minería”, con u$s 1.600 millones. Y “Transporte” con u$s 1.300 millones.


Como se ve, se trata de sectores  estratégicos de la economía. Por lo que cabe preguntarse  qué autoridad o capacidad de regulación tiene el gobierno frente a ellos, si ni siquiera ha podido cumplir con el compromiso de suministrarle las divisas para que estos cumplieran con los suyos. O repatriaran las utilidades obtenidas, conforme la actual legislación referida a inversiones extranjeras proveniente de la época de Martínez de Hoz.
Los que ahora ante la súbita devaluación del peso acaecida, seguramente se sentirán autorizados a aumentar doblemente los precios de sus productos internos, para por un lado compensar la devaluación, y por el otro comprar divisas a los nuevos precios, para hacer frente a las deudas del pasado. Siendo un claro ejemplo de ello la industria automotriz, cuyos precios evolucionan permanentemente por encima del aumento del dólar, pese que no todos sus insumos son importados, entre ellos la mano de obra.
Un proverbio bíblico dice que “el que toma prestado es siervo del que presta”, refiriéndose a las obligaciones de toda índole que atan al deudor. Y en este caso, al estar el gobierno en deuda con esos sectores, explicaría la impotencia gubernamental ante la disfunción de muchos de ellos. Que incluso han alterado el funcionamiento de la economía real, y las mismas cuentas gubernamentales. Como es el caso del Petróleo, con la pérdida del autoabastecimiento energético. La Industria automotriz transnacional, con su pésima integración de autopartes que genera una sangría de divisas, y no se sabe cuanto de beneficios empresarios esconde la compra venta de sus insumos a empresas vinculadas.
Las Oleaginosas, cerealeras, y molinos, beneficiadas con un absurdo cupo de exportaciones y limitación de la competencia, que le permiten depredar al productor agrícola, castigándolo con una retención real muy superior a la legal, que pasa a ser pura ganancia para ellas. Llevando recientemente a la harina al nivel más alto del mundo, pese a ser Argentina el granero de él, porque no solo aumentó sustancialmente la cotización del trigo en el exterior, sino que además para volcarlo en el mercado interno, lo cotizaban con el dólar blue. Lo cual perjudicó enormemente a los humiles artesanos que viven de la elaboración de productos harineros. Y no es casual que el cupo de exportaciones que tanto beneficia a las exportadoras de granos y molinos lo haya mantenido inalterable el ministro Kicillof, a la par que lograba que anticiparan el ingreso de divisas, como si esto fuera el quid pro quo de esa mantención del cupo.
Los Alimentos, bebida, tabaco, y Comercio, que hacen prácticamente lo que quieren con los precios. La Electricidad, cuya impotencia para garantizar el suministro quedó patentizada en este verano tórrido. Las Comunicaciones como la del teléfono celular, que pese a que ser un difundido servicio público, que alcanza hasta los sectores más humildes de la población, el gobierno desde hace años se niega a regular. Y la Minería que fue agraciada con un veto a la ley de protección de glaciares, y opera al margen de toda supervisión ambiental genuina.
Los panegiristas del gobierno se jactan que con el desendeudamiento externo público, y el pago al FMI, el país adquirió grados de libertad para desarrollar políticas propias en aras del bienestar del país. Pero lamentablemente ese desendeudamiento hecho sobre bases defectuosas, sumado a una absurda fuga de capitales, tuvo que ser asistido con un paralelo reendeudamiento externo privado, que acotó o redujo a cero esos grados de libertad. Que antes era limitada en forma macro y ostensible desde afuera, y ahora pasó a ser limitada con opacos conciliábulos y acuerdos sectoriales adentro, lejos de la debida transparencia pública. Haciendo gala así el kirchnerismo  del dicho del  conde de Gatopardo, “que todo cambie, para que todo siga igual”.  

La fuga de divisas, la verdadera causa de la crisis

Es notable la sanata en la que incurren tanto los economistas ortodoxos como los heterodoxos, tanto los tachados de neoliberales o de nacionalistas con Aldo Ferrer a la cabeza, que explican que la crisis cambiaria que  hoy enfrenta Argentina, es consecuencia de una limitación estructural, proveniente del estrangulamiento de pagos externos. Por la crónica insuficiencia de las divisas que necesita para su desarrollo industrial defectuoso y discontinuado, para el que resultarían insuficientes las divisas aportadas por el sector agropecuario.
Esta explicación se trata de una falacia absolutamente alejada de la realidad, dado que como se vio en los acápites previos, en esta ocasión como consecuencia de la sustancial mejora que tuvo Argentina en sus términos de intercambio, no es que no hubo divisas suficientes provenientes de las exportaciones agrícolas para sustentar las importaciones industriales. Sino que ellas, que ingresaron copiosamente, no están donde debieran estar, originando una artificial penuria de divisas, que ha llevado al gobierno sucesivamente a hacer cualquier cosas estrambótica para tratar de disimularla.
Con solo dar un vistazo al origen y aplicación de los fondos de divisas genuinas que dispuso Argentina entre el III trimestre del 2003 hasta el III trimestre del 2013 incluido, se observa que los u$s 149 mil millones de saldo neto que obtuvo en la balanza comercial originados esencialmente por las exportaciones agrícolas, fueron aplicados u$s 63.400 millones al Pago de deuda externa y al FMI. Y u$s 88.200 millones a la “Formación de activos externos por parte de residentes”, o sea a la fuga de divisas.
En el gráfico adjunto se aprecia como a partir de mediados del 2007 se desencadenó un furibundo proceso de, eufemísticamente, “Formación de activos externos por parte de residentes”. Que se acentúo nuevamente a partir de fines del 2009, y recién se suspendió y revirtió muy levemente, tras la instalación del corralito cambiario en el IV trimestre del 2011. El cual en su esencia corresponde  a compra de billetes en bancos y casas de cambio por parte de residentes en Argentina, por u$s 64.400 millones, mas u$s 23 mil millones de inversiones de residentes en el exterior.


Ese absurdo malbaratamiento de las divisas provenientes del saldo de la balanza comercial agrícola, se aprecia en toda su magnitud si se lo contrasta con las líneas que muestran la evolución de los pago brutos de deuda externa y al FMI, que como se dijo trepan a u$s 63.400 millones. Y el aumento de“Deuda por importaciones, servicios, y adelanto de exportaciones”, que trepa a los u$s 43.200 millones.
O sea que el atesoramiento de divisas por parte de los residentes argentinos, supera ambos rubros, por lo cual si el mismo no hubiese existido, o hubiese sido de mucho mayor magnitud, hoy no existiría crisis cambiaria alguna, al superar ese monto de divisas en manos de los residentes, tres veces el actual nivel de las reservas. Y por ende el gobierno podría seguir por largo tiempo con un tipo de cambio retrasado, más allá si ello es conveniente o no para el país. 
La evolución paralela de esas enormes cifras, pone en evidencia que nos encontramos ante una administración manirrota, que a partir del 2007 parece entrar en una borrachera de pagos y dispendios. Y al mismo tiempo desaprensiva y andrajosa, al haber sustituido el endeudamiento financiero externo por el comercial, con las enormes consecuencias que está causando en el funcionamiento del aparato productivo del país. O sea que el problema no es que haya habido una restricción externa de divisascomo dicen los gurúes de la City de distinto laya, sino una dilapidación interna de ellas. A la que absurdamente recién se le puso coto después de las triunfales elecciones del 2011, cuando ya casi no quedaban existencias genuinas de ellas en el Banco Central.
Esa sensación de bonanza de dólar barato y al alcance de cualquiera, propio de las mejores épocas de Martínez de Hoz y Cavallo, seguramente  fue uno de los grandes contribuyentes al resonante triunfo electoral del kirchnerismo en ese año. Para el cual en pos de obtenerlo, lindando con  la negligencia o el estrago criminal, dejó abierta una sangría de divisas desde el 2009  en adelante,  que cerró inmediatamente después de dicho triunfo. Mostrando así claramente la directa sujeción de esa criminal desadministración de divisas a ese resultado electoral, buscado obstinadamente como revalida de la derrota padecida en el 2009. Y cuyos efectos perversos de desajuste brutal de la economía, hoy estamos padeciendo  en toda su magnitud.

El bluf de la venta de divisas para tenencia

Lo expuesto revela que el gobierno se encuentra en una situación desesperada, en donde la parte del “relato” referido a las reservas del Banco Central, se ha agotado definitivamente, y está a punto de estallar. Ante ello, en lugar de adoptar la actitud de un administrador diligente, sincerando los verdaderos números de las reservas y la deuda externa privada en default, persiste en la actitud del engaño, hasta llevarla al nivel de un tahúr. Al reabrir la venta de divisas para la fuga o “Formación de activos externos por residentes”, cantando un ¡falta envido! muy argentino, pese tener  solo tres cuatros de distinto palo en la mano.
Canto que adornó con otros versos, diciendo a lo Moreno que iba a haber “Dólares para todos”, en especial para los sectores más rezagados de la  población. Como si estos tuvieran márgenes para comprarlos, al los que además expresamente se los excluyó, al fijar un ingreso mínimo de dos Salarios Mínimos Vitales y Móviles, o sea $ 7.200. Perteneciendo por ende sus compradores a los deciles de más altos ingresos de la población. Que abarca a dos millones de personas, en una población económicamente activa de 18 millones de personas, en la cual solo el 51 % de ella está registrada ante la AFIP. Y pese a ello tienen cuotificada su compra, a razón de u$s 250 por cada  $ 10.000 de ingresos mensuales.
De esta manera, tirando desesperadamente aceite en la tempestad, como un barco al borde del naufragio, el gobierno trata de calmar la ansiedad psicológica  ante el dólar. Pero como todo tahúr, su magia con los dólares sacados de la galera del Banco Central, esconde una vuelta de tuerca más. Consistente en que los dólares que venda de sus reservas, regresen a ellas como depósitos de divisas en los bancos, o sea como deuda. Lo que de concretarse, pese al absoluto descreimiento de los compradores que en más de un 95 % optaron por depositar sus divisas en sus colchones, podría dar lugar a una calesita interminable. Parecida a la pirámide del estafador italiano Carlo Ponzi, consistente en pagar la renta de los inversores viejos, con los depósitos de los inversores nuevos. Lo que seguramente a la larga terminará con una pesificación de esos depósitos, o su conversión en Bonex.
Para ello a lo Ponti, coherente con la medida de ofrecer dólares solo “para atesoramiento” y no para otros menesteres, pone el anzuelo de no recargar un 20 % su precio para quienes los depositen en los bancos, por un plazo mínimo de 365 días. Pese la incredulidad de la gente, que se escaldó en el año 2001 con la ley de intangibilidad de los depósitos en dólares que luego se pesificaron. Acentuada en este caso por parte de un gobierno que hasta hace poco proclamaba sin lograrlo, la pesificación de la economía. Y que recientemente dio media sanción a un nuevo código civil, donde se prevé que las deudas en divisas se puedan cancelar con pesos. Y que en la semana previa a ofrecer en venta dólares, redujo a solo u$s 25 las compras en el exterior por Internet.
En consecuencia ante el fracaso del anzuelo de la quita del 20 %, levantó la tasa de interés de los depósitos en dólares a un nivel inusitado en el contexto internacional, y dispuso a la par la emisión de letras del Banco Central en dólares, para que los bancos se esmeren en captar depositantes de divisas, o convertir a los compradores de divisas en depositantes. Disponiendo además que dichas cuentas no tengan costo alguno. Además modificó el formulario de compra de divisas, pidiendo en el mismo que se especifique previamente si serán depositadas en los bancos, o irán a parar al colchón. Hecho que con la ayuda de algún algoritmo cibernético, facilitará la compra de quienes se comprometan a lo primero, y obstará seguramente la de quienes opten por lo segundo. Transformando así la administración de divisas del país, en un asunto de cazurros.

Néstor y la especulación con el dólar

El nombre Néstor quiere decir "el que será recordado". E indudablemente va a ser recordado, entre otras cosas por la mezcla obscena que practicó Néstor Kirchner en forma casi compulsiva, mezclando políticas públicas con negocios privados. El siguiente gráfico muestra el contexto cambiario en el que Kirchner efectuó su polémica compra de dos millones de dólares en octubre del 2008.


El gráfico nos muestra tres fases claramente diferenciadas. La primera se da en el contexto de la pelea del gobierno contra el campo, en la cual, como represalia ante la obstinada resistencia del sector rural al aumento de las retenciones, Néstor Kirchner con la colaboración del presidente del Banco Central Martín Redrado, bajaron el valor del dólar de un nivel de 3,20 a 3 pesos. La segunda sobreviene en septiembre del 2008, con la crisis internacional que se precipitó inmediatamente después de la derrota del gobierno contra el campo. En donde como resultado de la crisis internacional, el dólar comenzó a escaparse, y pese a los esfuerzos de contención del Banco Central, el dólar recuperó un nivel alrededor de los 3,20.
La tercera etapa sobreviene a continuación, desde octubre del 2008 en adelante. En ella evidentemente el gobierno decidió dejar de luchar contra el dólar, y le dio hilo al barrilete. Razón  por la que, acompañado de la flotación administrada por parte del Banco Central, el dólar subió en forma incesante, hasta alcanzar un nivel superior a los $ 3,80 ocho meses después, en julio del 2009.
Del gráfico se desprende en forma evidente que Kirchner realizó su polémica compra de dólares, en el preciso momento en que el gobierno decidió el cambio de política de contención del dólar, para dejar que su precio subiera en forma paulatina pero continuada, para nunca más volver al nivel previo. En el contexto de esa  decisión macro, Kirchner tomo la decisión micro de cambiar algunos de sus pesos por dólares, para aprovechar un nivel que sabía que estos nunca más iban tener.
Kirchner justificó la compra diciendo que estaba destinada a la adquisición del hotel Alto Calafate, al que ahora se lo acusa de ser solo una fachada para el lavado de dinero de Lázaro Baez en sus entendimientos con los Kirchner. Pero según sus declaraciones juradas, tenía por entonces varios millones de dólares en depósitos a plazo fijo, que incluso crecieron con posterioridad a esa compra y podría haberlos aplicado a ella. De esa manera, ya sea por el mayor monto de sus inversiones liquidas en dólares, u hoteleras valuadas en dólares, Kirchner tuvo en ocho meses una ganancia cambiaria de 1,2 millones de pesos. Monto de dinero que el 95 % de los argentinos nunca verán juntos en su vida. Y una "renta extraordinaria" del 30 % anual, que casi nadie obtiene en Argentina lícitamente.
Kirchner se excusó diciendo que dos millones de dólares era la cifra máxima autorizada por el Banco Central. Pero no dijo que cuando llegó al gobierno en el 2003, la cifra máxima autorizada era de u$s 500 mil, y que además el monto en pesos de la compra tenía como tope el monto de las retenciones (derechos de exportación) pagadas en el mes previo por el contribuyente, sumado a tres veces los pagos del impuesto al débito.
Importe que el kirchnerismo con Martin Redrado al frente del Banco Central a principios del 2005 elevó a dos millones, pero manteniendo el tope mencionado. El que a su vez fue abolido a mediados del 2005, conforme dan cuenta los reportes del Banco Central referidos a regulación cambiaria, al establecer que el monto máximo no quedaba acotado a dos millones, sino que podía superárselo hasta el monto en pesos de las retenciones abonadas, mas tres veces el impuesto a los débitos pagados.
Tampoco dijo que en ese mes de octubre, se dictaron sendas normas sobre cambios, al mismo tiempo que Kirchner concretaba su compra, en la que una anulaba a normas anteriores, y la siguiente anulaba esas anulaciones (Comunicaciones A 4.850 y 4.863). Y que seguidamente en noviembre del 2008, como para legalizar lo hecho por el ex presidente se “homogeneizó” el tope de u$s dos millones. Lo cual solo es una muestra del dédalo inextricable que son las normativas del Banco Central, en las que con unas se mutila, agrega o modifica a piacere el contenido de otras, sin que se pueda advertir el sentido real de esas modificaciones, y sin expresar motivo alguna para ello. Lo que hace que ellas puedan digitarse impunemente, conforme las necesidades del mejor postor.
Paralelamente, como si Argentina fuera la isla Barataria de Sancho Panza, a mediados del 2007 a la par que comenzaba la furibunda fuga de divisas, el Banco Central autorizó la compra de divisas sin límites destinadas a inversiones directas en el exterior, que realizaran empresas residentes en el país. Para que la burguesía desnacional de los Rocca, Bulgheroni, Eurnekian, etc, se llevaran puesto del país lo que quisieran. Estipulación que se mantuvo vigente hasta bien entrado el año 2010, cuando ya se había producido el default de hecho de la deuda externa privada. Cuya manifestación visible son las circulares emitidas ese año, en las que se preveía la refinanciación de ellas. 
No es casual que la compra de dólares por parte de Kirchner se haya conocido recién a principios del 2010, durante el conflicto generado con el entonces presidente del Banco Central Martín Redrado, con motivo de la sanción del “Fondo del Bicentenario” para desfondar al  Banco Central, cargándole el pago de la deuda externa. Y la respuesta pública que dio el kirchnerismo al respecto, fue propia de él. Publicó la lista de quienes habían comprado divisas en la misma fecha, en la que figuraban otros notables personajes. Sin vislumbrar qué estaba haciendo honor al refrán “mal de muchos, consuelo de tontos”, al no advertir que estaba serruchando alegremente la rama sobre la que el país y el mismo gobierno estaban parados.
Como consecuencia de todo ello, la Presidenta Fernández de Kirchner se vio recientemente obligada a forzar, o al menos consentir las súbitas devaluaciones del peso acaecidas durante enero. A las que sin embargo echó la culpa a la Shell y el banco HSBC ingleses, porque este había comprado un millón y medio de dólares al primero, a un cambio de $ 8,75. Lo que resulta parecido a echarle la culpa a una mosca, porque se posó sobre el murallón de un dique justo cuando este se derrumbaba. De tal manera su promesa “si quieren devaluar tendrán que esperar al próximo gobierno” pasará a integrar las frases famosas e inolvidables que en Argentina se dijeron respecto el dólar: "El que apuesta al dólar pierde". "Les hablé con el corazón, pero me respondieron con el bolsillo". "El que puso dólares, recibirá dólares", etc.
"No miren lo que digo, sino lo que hago" les repetía Néstor Kirchner a los empresarios desde que asumió en el 2003, exhortándolos a  tener una lengua y mirada bífida ante la realidad, y un relato ad hoc para la tribuna. Y este es el principal problema del actual gobierno y la elite dirigencial argentina de toda índole, que se ha extendido a amplías capas de su población: la autentica inautenticidad. Lo que dice en público, no se corresponde para nada con lo que se dice en privado, ni con lo que realmente se hace. Entienden a la política, la comunicación, y los negocios, como el arte del marketing, el engaño, y el relato. Y así nos va.

El test ácido que enfrentamos los argentinos con la cuestión del dólar

El trauma de los argentinos con el dólar, proviene de haber perdido en cuarenta y cinco años trece ceros su moneda, cambiando cinco veces la denominación de ellas, cada once años promedio, que de pesos moneda nacional, pasó a pesos ley 18.188, a pesos argentinos, a australes, y al peso convertible que hoy ya no lo es. El mismo se puede dimensionar en su magnitud física, diciendo que si uno quisiera pagar una deuda de un peso de hoy, cuyos billetes pesan cerca de un gramo, con pesos moneda nacional vigentes hasta el año 1968, de peso parecido, debería entregar nada menos que diez billones de los billetes de antaño. O sea diez millones de millones de billetes ($1 = m$n 10.000.000.000.000).
Esto representa en términos físicos, un total de billetes que pesarían diez mil millones de kilogramos, o sea diez millones de toneladas de billetes. Para cuya entrega se necesitarían 250 mil camiones de 40 toneladas cada uno. O 4.000 convoyes de trenes, de 50 vagones y 50 toneladas cada uno. Su volumen representaría una billetera o bolso en forma de cubo, de 210 metros de ancho, largo, y altura, o sea de 9 hectómetros cúbicos, dimensión con la que se miden los diques y las pirámides de Egipto.
Ese trauma nos ha llevado a convertirnos en náufragos en potencia, obsesionados en forma suicida por atesorar dólares, como vía de salvación personal. Como una tripulación enloquecida, que preventivamente desmantela la estructura del barco, para tener un madero de que agarrarse ante un posible naufragio, sin darse cuenta de que de esa manera lo están precipitando, al no poder resistir ninguna tempestad que se le cruce en el camino. Y así desde el nacionalista más estentóreo, hasta el neoliberal más obtuso, pasando por el izquierdista antiimperialista más recalcitrante, todos compran dólares con vistas a ese naufragio, para proveer a una eventual salvación individual.
Por ello esconden y escatiman los dólares como si fuera su tesoro más preciado, o como si se tratara de una chalupa salvavidas de último recurso, quitándolos de circulación y poniéndolos a buen resguardo. Cumpliendo al pie de la letra la ley de Gresham, la moneda mala circula, la buena se atesora. Y ese trauma psicológico de las cinco monedas paliado con el fetichismo del dólar, parecería que es el que impide a gurúes, doctores, expertos de la City, funcionarios, y políticos de toda laya, efectuar un acertado diagnóstico de donde está el origen de la actual crisis. Al estar involucrados ello mismos en la generación del problema, y padecer también del fetichismo aparentemente incurable del dólar, razón por la que no pueden verbalizarlo.
Y ante ese cuadro de situación de inminente naufragio, la capitana y sus comandantes parecen haber enloquecido aun más, ya que no solo reparten ahora más pedazos de la arboladura del barco, con la venta de dólares al menudeo para atesoramiento. Sino que en búsqueda de una solución imposible ante un problema que ellos mismos  autogeneraron, están dispuestos a tirar por la borda incluso a la maquinaria del buque. Al procurar solucionar el problema entregando las inconmensurables riquezas  de Vaca Muerta a las compañías norteamericanas. Para lo cual previamente tiene que hacer un humillante y desdoroso arreglo con REPSOL, pese la depredación económica y ambiental que perpetró en el país.
O dándole las grandes obras de infraestructura a los chinos, cuando ambas actividades deberían ser palancas estratégicas para nuestro desarrollo autónomo. O tratar de volver arrastrándose al mercado de la deuda externa, arreglando de cualquier manera con el Club de Paris, las demandas ante el CIADI, y los fondos buitres. O sea una alternativa peor que la otra, a cual más dañina o humillante. 
Este pragmatismo dislocado y extraviado, lo confirmó recientemente el ministro Kicillof en un reciente reportaje en Página 12, en donde dijo que “si algo caracterizó a los gobiernos de Néstor y Cristina, es que las medidas se toman en función de las circunstancias. Algunas fueron decisiones heroicas e inesperadas”. Con solo recordar la colaboración que los Kirchner prestaron al menem cavallismo para concretar la rifa de YPF cuando llegaron al gobierno de Santa Cruz, para solucionar lo que en términos comparativos era un insignificante pasivo provincial, resulta indudable que ello es así. Y por eso hoy están nuevamente dispuestos a rifar bienes estratégicos que podrían asegurar un venturoso porvenir del país, con tal de salir del atolladero en que ellos mismos se han metido.
Actitudes que la Presidenta encubre con él clásico y gastado “poner el giro a la izquierda, para doblar a la derecha”. Y por eso en noviembre, en vísperas de lanzar el plan de ajuste encubierto de Capitanich – Kicillof, apareció en un video intimista, mencionando a Hebe Bonafini, y abrazando al Pingüino y  al perro venezolano obsequiado por el chavismo, como una forma de meter el perro a sus huestes “progres”. Y en enero, tras autorizar la devaluación brusca que había prometido no hacer, se marchó anticipadamente a la cumbre de la CELAC en La Habana, donde se ocupó de aparecer embelesada frente a Fidel Castro.
Propuso además incluir en la declaración de la cumbre una condena a los “movimientos especulativos” concretado por los poderosos internacionales. Pese que la fuga de divisas de Argentina fue hecha  por argentinos de toda laya, algunos tan prominentes como su ex marido, el ex presidente Néstor Kirchner. Una simulación parecida a la usada en relación con la famosa Resolución 125, dictada según el gobierno lo reconoció posteriormente, a pedido de las grandes exportadoras de granos, gracias a la gestión del senador kirchnerista Roberto Urquía, dueño de AGD (Aceitera General Deheza) y socio de Bunge, para que estas pudieran comprar la cosecha ante el inusitado aumento que había registrado el precio de los granos. Pero que al desatarse el conflicto con el campo, fue presentada como una medida de redistribución de la “renta extraordinaria” por parte de un gobierno que había adoptado una tercermundista “opción preferencial por los pobres.”
En ese mismo reportaje el ministro Kicillof puso en evidencia por un lado, cuán lejos está de comprender la índole del actual problema. Y por el otro lado se deschavó respecto la bicicleta financiera que piensa hacer, reciclando como depósitos en los bancos los dólares que venda el Banco Central, para que vuelvan a las reservas de este, con los gravísimos riegos que ello supone. Al equiparar a las reservas del Banco Central con los depósitos en un banco comercial, que por ser su negocio prestar los depósitos, no puede resistir si todos sus depositantes deciden retirarlos simultáneamente.
Ejemplo que trasunta la bicicleta que piensa hacer el ministro, pero que no es equiparable para nada con las reservas de un Banco Central, y menos aun después de haber caído la convertibilidad. Al ser ellas son un bien social destinado a preservar el valor de la moneda, o sea para sostener la cotización de ella en el mundo, y asegurar el comercio exterior de un país. Funciones ambas que hoy no está cumpliendo para nada el Banco Central.
Equívoco que no obstante nos lleva a la raíz del problema, que es que la convertibilidad no murió en el 2002, sino que tras los remezones de esos años, sigue vivita y coleando. Y ahora aun más con las últimas medidas tomadas por Kicillof. Solo que en vez de una paridad uno a uno, adoptó el gatopardismo de una paridad flotante. Pero manteniendo incólume el bimonetarismo de los argentinos, y  su psicótica fascinación por los dólares. Al que torpemente el kirchnerismo quiso revertir recién cuando el cáncer ya había hecho metástasis, y era irreversible. Después de haber sido uno de los agentes patógenos de ese cáncer, al haber atesorado tanto Néstor Kirchner como Fernández de Kirchner parte de su fortuna en dólares.

El arte de la política es poner las cosas en su lugar

Al respecto el mismo INDEC en sus estadísticas de Posición Internacional estima que la “Formación de activos externos por parte de residentes” trepaban a fines del año 2102 a u$s 215 mil millones. Correspondiendo u$s 33 mil millones a inversiones directas en el exterior, incluídas las inmobiliarias, y u$s 182 mil millones en imposiciones financieras, que comprenden tenencia de moneda extranjera, depósitos en el exterior, títulos de deuda, y acciones emitidas por no residentes. Pero hay otras fuentes internacionales que afirman que en realidad esa cifra treparía a u$s 300 mil millones, e incluso u$s 400 mil millones, tal como afirma la organización Tax Justice Network (Red de Justicia Fiscal). Lo que traducido en pesos al tipo de cambio oficial actual, son 3,2 billones de pesos, una masa de dinero que supera casi diez veces la actual base monetaria del Banco Central.
O sea que dólares de residentes argentinos, o argendólares, es lo que sobrasolo que no están donde deberían estar. Y el arte de la política no es agravar los problemas como actualmente hace el gobierno; o paliarlos con enormes costos para el futuro, rifando bienes estratégicos, sino poner las cosas o los dólares en su lugar.
Y parte de ellos se saben donde están, ya que desde el año 2002 con motivo de la crisis de la convertibilidad, el Banco Central lleva prolijamente la cuenta de quienes han sido los residentes que “formaron activos internos”, eufemismo de la palabra fuga. Tal como lo puso de manifiesto la publicación del listado de quienes en el 2008 compraron dólares junto con Néstor Kirchner. Por ello en lugar del absurdo blanqueo con los CEDIN, o de hacer bicicletas con los pocos dólares con los que cuenta el Banco Central, vendiéndolos al menudeo para tratar de recuperarlos como depósitos, el gobierno debió haber intimado a esos “residentes” a que den cuenta de la compatibilidad de esa formación de activos externos con su situación fiscal.
La alícuota del 35 % del impuesto a las ganancias aplicada sobre el monto de la fuga registrada entre el 2003 y el 2013 de u$s 88 mil millones, da un importe superior los u$s 30 mil millones, monto que supera el actual nivel de reservas. Y también se puede establecer un impuesto especial a pagar en dólares, sobre la “renta extraordinaria” que tienen esos aprovechados tenedores de divisas. Y en lugar de publicar las listas de quienes ahora van a comprar dólares, que el jefe de Gabinete Capitanich anunció que se iba a hacer y luego desistió, podría haber publicado la lista de quienes los compraron previamente, hasta la instalación del corralito cambiario.
¿Porqué no lo hizo? Ni tampoco ningún intelectual kirchnerista lo propone, ni los economistas heterodoxos u ortodoxos hablan de eso, y menos aun lo denuncian. Porque de eso no se habla en Argentina, ya que seguramente muchos de ellos están incluidos en esos listados, dada la pasión fetichista que tienen por el dólar los argentinos, después de tantos chascos soportados a lo largo de sus vidas. Y no hay nada más efectivo que tener la cola de paja, para que las ideas no se enciendan y determinadas cuestiones se eludan.
Lo concreto es que en la actual situación, los argendólares no van a aparecer, hasta que no puedan concretar la ganancia esperada. Consistente en liquidarlos cuando el dólar llegue a un nivel “recontralto”, y la economía se haya estabilizado en ese nivel, como sucede en estos flujos y reflujos periódicos. O sea hasta que después que la crisis haya estallado en toda sus vastedad, y “el huracán haya pasado descornando vacas”, como decía Carlos Pellegrini, para buscar caóticamente un nuevo ordenamiento. Que solo será el inicio de un nuevo ciclo vicioso, que en diez años nos encontrará en el mismo lugar, desunidos, dolarizados, y dolorizados por nuestro fracaso como país.
Por eso el arte de la política en esta circunstancia de inminente crisis, es poder articular creativas medidas de zanahoria y palo, para que esos argendólares aparezcan. Lo cual sería la forma más genuina de solucionar el problema actual y para siempre. Y olvidarnos definitivamente de la enfermiza adicción por las monedas de países extranjeros, que ha llevado reiteradamente que nos frustremos como nación. Y hagamos carne entre nosotros que sin moneda propia, no hay nación posible, ni destino común, siendo en realidad la manifestación más elemental de ella.

De esa manera, en lugar de seguir desmantelando el barco para que los más pudientes se queden con un madero como salvavidas, deberíamos tratar de reconstruirlo para que  la tripulación y pasajeros puedan marchar hacia su destino. Lo que solo se puede

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