jueves, 19 de julio de 2012

Entrevista a Julio Gambina:
“Si se reconociera la inflación se podrían tomar una serie de medidas estructurales y no un conjunto de parches”



por Mario Hernandez

Mario Hernandez (MH): Comenzó el frío. Parece que el clima acompaña a la economía en Argentina.

Julio Gambina (JG): Se está enfriando. No estamos en el momento de crecimiento de los últimos años, influyen los problemas globales pero también hay locales.
Hay desaceleración más que enfriamiento. Hay un menor ritmo de crecimiento que ocurre también en la economía mundial. Uno de nuestros principales compradores, Brasil, está creciendo mucho menos. Prácticamente hay recesión en Brasil, comparando los ritmos de crecimiento de los años anteriores, y eso sucede porque los compradores de Brasil también crecen menos. Hay recesión en Europa y desaceleración de la economía en países que venían creciendo muchísimo como China e India, es decir, crecen menos, no están en recesión, pero después de años de mucho crecimiento los datos actuales preocupan, por eso se habla de una crisis mundial.

MH: El jueves de la semana pasada el Wall Street Journal, citando fuentes del FMI, le puso cifras al rescate español: 300.000 mil millones de euros y también en EE. UU. hubo una fuerte caída en la generación de empleo en mayo.

JG: Por eso para nosotros era erróneo el diagnóstico de muchos gobiernos y estudiosos de América Latina que hablaban que la crisis estaba en el capitalismo desarrollado. Parecía que estábamos fuera del mundo.

MH: No estábamos “blindados” como afirmaban.

JG: Por supuesto, y no es que la crisis algún día iba a llegar. Yo decía en aquel momento que nuestro propio crecimiento se explicaba por la crisis, porque los precios de las materias primas aumentaban, el de la soja, por ejemplo, el del oro, el petróleo, precisamente por la crisis.
La crisis se manifiesta de distintas maneras, no es solo crecimiento o decrecimiento, tiene que ver con dificultades que se le presentan al capitalismo en el funcionamiento de su economía, especialmente en la capacidad de obtener ganancias. Por eso las ganancias de las empresas transnacionales que dominan la economía de América Latina, sirven para tapar baches que se generan en sus casas matrices. Por eso Repsol se llevó de la Argentina en los últimos 10 años U$S 13.000 millones para resolver una serie de inversiones globales para mantener su tasa de ganancia.

MH: O el Banco Santander que acaba de vender su sucursal colombiana por U$S 600 millones.

JG: Repsol no invertía en Argentina pero lo hacía en otros países latinoamericanos o en Africa. Se transformó en una empresa petrolera mundial gracias a los excedentes que obtuvo en nuestro país y los reinvirtió en otros países. Acaba de salir de Cuba donde estaba invirtiendo en la zona del Golfo de México, pero se ha consolidado muy fuertemente en Africa. Podríamos decir que ha invertido en el sur del mundo, pero en otro sures, mientras en Argentina agotaban las reservas porque le importaba la explotación, la exportación y la obtención de ganancias para acumular en otros países.

MH: Volviendo a la economía argentina, ¿podemos hablar de desaceleración o de recesión?

JG: Cuando venís de crecer en los 2 últimos años en cifras tan altas y ahora hablás de 0, 1, 2% de crecimiento, técnicamente se habla de desaceleración, pero de hecho es una recesión. No hay duda que ha caído el consumo, la inversión, el saldo comercial, porque hay menos expotaciones y hay una política para disminuir las importaciones. Todo es menos. Técnicamente se considera a un país en recesión cuando decrece en 2 trimestres consecutivos por debajo de 0. No es el caso argentino. Hay problemas económicos como la inflación, pero diría que el principal problema es que las autoridades no lo reconocen. Si se reconociera que las cifras son las que todos sufrimos al momento de hacer las compras para el consumo cotidiano, se podrían tomar medidas estructurales y efectivas y no un conjunto de parches. Por ejemplo, a fines del año pasado comenzó a plantearse el tema de los subsidios y luego se paró.

MH: ¿Esta negativa a reconocer el índice real de inflación en qué medida esta vinculada con la discusión de las paritarias?

JG: La economía es un conjunto complejo de relaciones sociales. Si suben los precios se afectan múltiples relaciones sociales, gente que puede o no comprar determinados bienes y la relación salarial es fundamental.
Recientemente los metalúrgicos firmaron 23% de ajuste salarial, porque no se trata de un incremento sino de un ajuste. ¿Cuánto es la inflación? Si es la del Indec del 8% anual podemos hablar de incremento, pero todos sabemos que no es así y por eso los acuerdos salariales rondan entre el 20/30% como piden los camioneros. Los judiciales bonaerenses terminaron una lucha terrible pidiendo la porcentualidad entre el mejor salario de los jueces y el peor salario del ingresante a la justicia.

MH: Me hacen acordar a las negociaciones salariales de mediados de los 80.

JG: También en los 40 se decía los precios van por el ascensor y los salarios por la escalera. En los 80 se instaló la flexibilización laboral y salarial.
Las recesiones o desaceleraciones siempre terminan golpeando más fuerte a los de abajo donde hay mychos que viven de un ingreso fijo llamado subsidio: asignación familiar por hijo, Argentina Trabaja, cooperativas vinculadas a procesos productivos o de servicios en los municipios, o de jubilaciones mínimas. De 6.000.000 de jubilados nacionales el 73% cobra la mínima. Tenemos una cantidad de población muy grande que vive de subsidios que no les permiten salir de pobres y están congelados desde hace mucho tiempo y no absorben el deterioro inflacionario del presente año ni del anterior, con lo cual se deteriora su capacidad de reproducción de la vida, de consumo de esas familias.
A la mayoría de la población, lo que le interesa es la cotización de su ingreso mensual.
Muchos hablan del dólar, pero el dólar es un precio más, uno de los tantos. Otros dicen que está atrasado, cuando en realidad lo están los ingresos populares de los que viven de un subsidio, de un salario o los que les venden a esos sectores como el almacenero instalado en una barriada.

MH: En un artículo reciente Ud. señala: "El promedio de ingresos del conjunto de los ocupados, provenientes de su ocupación principal, al cuarto trimestre de 2011, ascendía a $ 3198 mensuales. Es un monto insuficiente para una canasta de consumo que oscila en torno de los 6.000 pesos”.

JG: Ese sería un nivel de ingreso para satisfacer las necesidades básicas de una familia tipo.

MH: A ver si entendí bien, con $ 6000 de ingreso mensual podemos tener un dólar a $ 6.

JG: Insisto, el dólar es un precio más. A los trabajadores, a los jubilados, a los desocupados que reciben subsidios, a la mayoría de la población, a los 3 millones de asignaciones universales por hijo, a los 2 millones de jubilados que no tenían aportes suficientes y están en la mínima, entre estos 2 últimos sectores está el 15% de la población argentina, a esa población le interesa la cotización de su ingreso mensual, no la del dólar. No están preocupados por ir a buscar un “arbolito” ni una casa de cambio. El precio del dólar se instala tan fuerte porque es ideológico, no quiero decir que no sea un problema económico, político, pero la preocupación de la mayoría de la sociedad transita por otros lugares.
El tema del dólar es importante porque está expresando que hay problemas en la economía argentina. Aquéllos que tienen pesos quieren cambiarlos por dólares, se quieren resguardar, es lo mismo que pasa en la economía mundial donde hay crisis y problemas con las monedas de los países donde esa crisis se manifiesta. Los inversores estadounidenses y europeos buscan oro y por eso crece su precio y así como ellos se desprenden de los euros y los dólares para buscar oro, en Argentina a los que le sobran pesos buscan una divisa, un resguardo de valor, que también puede ser el oro, pero lo más accesible y tradicional es el dólar.
No hay un problema cultural, hay un problema de crisis y el que tiene un poquito trata de resguardarlo, por eso la construcción que ha crecido en los últimos años ha sido para especular.

MH: hay 2.000.000 de viviendas desocupadas en la Ciudad de Buenos Aires.

JG: En las grandes ciudades se repite este fenómeno, en Córdoba, en Rosario, y todos sabemos que hay déficit habitacional. Mucha gente a la que les sobra dinero, en vez de tenerlo en el banco, por miedo a otro “corralito”, a que le intervengan las cajas de seguridad o a tenerlo en la casa y que se lo roben, tiene un activo en ladrillos. Si puede lo alquila, pero no le preocupa porque sabe que que en algún momento lo va a poder liquidar sin perder dinero. Estamos hablando de inversores, de gente que no necesita eses dinero. También pueden ser otros bienes como un auto o electrodomésticos. El año pasado crecieron mucho las ventas de televisores y celulares complejos porque, insisto, a los que les sobra dinero prefieren invertir en bienes físicos como forma de resguardarse.
En la Argentina hay problemas económicos y muchos, y pareciera que la política económica consiste en resguardar algunos equilibrios macroeconómicos más allá de cómo impacte en la calidad de vida de esta gran parte de la población.

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