viernes, 20 de abril de 2012

¿Y la masacre de TBA?


Hace más de un mes, un choque ferroviario en la estación del barrio porteño de Once dejó 51 muertos y puso sobre la mesa otra vez el tema del transporte en la Argentina. “En los últimos quince años, en que las líneas ferroviarias estuvieron en manos privadas, se produjeron más accidentes que en toda la historia previa del ferrocarril argentino”, afirmó Rubén “El Pollo” Sobrero en una entrevista con El Ciudadano, en la que también realizó un balance tanto de la “tragedia” como del sistema de transporte de trenes en nuestro país. Líder del cuerpo de delegados de la ex línea del ferrocarril Sarmiento –hoy administrada por la intervenida empresa Trenes de Buenos Aires (TBA)– y militante de Izquierda Socialista, Sobrero planteó algunas de las causas que llevaron al desastre ferroviario, así como las posibles salidas. “Reestatizar es la única salida”, afirmó, y agregó: “Pero se tiene que hacer bien”.

—¿Qué pasó en Once?

—Fue una tragedia anunciada, los trabajadores sabíamos que si no se hacían inversiones desde 1993 esto podía pasar, además porque tiene un sistema de vías que es desde 1930. La única salida es la reestatización con control de usuarios y trabajadores. El sistema de transporte depende de los subsidios del Estado. Para mantener el ferrocarril necesitás la carga para sostener al pasajero que, sí o sí, no genera ganancias. Por eso, el cambio tiene que ser en todo el país, las privatizaciones fueron una estafa. Ahora, hay que hacerlo bien, con una sola empresa a nivel nacional y no puede quedar ninguna firma privada. Mucho menos esta empresa que, con la complicidad de los gremios, pudieron hacer el desastre que hicieron.

—¿Cómo ven la demora en las pericias?

—Hasta el mismo fiscal está diciendo que el juez (Claudio Bonadío) está haciendo un desastre porque no le permiten al él presentar peritos de parte. Una causa que tiene muchas presiones políticas de varios lados. Sumado a esas presiones, se debe decir que éste no es un juez confiable. Éste es el juez de la servilleta de Carlos Corach, el que lo dejó libre a Ricardo Jaime, el ex secretario de Transporte implicado en una causa de corrupción.

—¿Cómo imaginás que se puede lograr la reestatización?

—Hubo tres ferrocarriles en los que sus trabajadores votaron reestatizar en una asamblea general. La posición de los ferroviarios está, ahora depende de la decisión política del gobierno y un empuje de la sociedad, principalmente la gente que se quedó sin trenes cuando fueron privatizados. En los 90 se achicaron en miles de kilómetros los recorridos del ferrocarril, con 90 mil trabajadores en la calle y gastando más dinero que el que se gastaba.

—¿Qué es lo que impide el cambio?

—El gobierno tiene muchos acuerdos con empresarios, y fijate que en el transporte es donde más está cuestionado por corrupción el gobierno. El otro día vimos a Jaime paseando en libertad. El mismo día de la tragedia, cuando estaban sacando los muertos y heridos del ferrocarril Sarmiento, el mismo juez que ostenta anillos de miles de dólares, Norberto Oyarbide, de un plumazo dejaba sin pruebas la causa que complicaba la situación jurídica de Jaime. Los mails que lo complicaban, se los borraron justamente ese día.

—En cuanto a los empresarios, ¿qué opinión tenés?

—Se tienen que ir todos. No vienen a brindar un servicio que sea para la sociedad, que funcione para que podamos viajar mejor. En Rosario tienen el tren de carga (NCA) que pertenece al senador cordobés Roberto Urquía, dueño de Aceitera General Deheza, y otro que sale una vez por semana. Es obvio que las privatizaciones fueron una estafa. Un ingeniero del grupo “Recuperemos el tren” y compañero nuestro, estuvo haciendo un estudio que informaba que en estos 15 años de empresas privadas se produjeron más accidentes ferroviarios que en los más de cien años anteriores de historia del ferrocarril en la Argentina. Los empresarios solamente utilizan el sistema para extraer dinero y no para mejorar la situación de los pasajeros ni la de los trabajadores.

—¿Por qué llegamos a la privatización, a la destrucción del sistema ferroviario?


—Hubo una complicidad grande de parte de los gremios, siempre actuaron en contra de los propios trabajadores, incluso desde el “plan Larkin” (que buscaba “racionalizar” los ferrocarriles durante el gobierno del radical Arturo Frondizi). En los 90 también hubo una complicidad muy grande. Los que resistieron fueron las bases obreras, las comisiones de base que movilizaron siempre a la sociedad y así lograron retener las políticas destructivas hasta el menemismo.

—¿Pensás que es positivo que se haya encarcelado a José Pedraza, el secretario general de la Unión Ferroviaria?

—Sí, para mi es positivo que esté preso y que continúe allí. Sin embargo, hay que decir que eso se debió a que hubo una gran presión por parte de la sociedad que obligó a la Justicia ir más allá de lo que pretendía. También mi caso fue así, cuando yo quedé preso la sociedad exigió mi liberación. La Justicia fue cómplice de mi procesamiento.

—¿Cómo está su situación procesal?
—Mi situación es que soy el único implicado en la causa y eso es ridículo, incluso el juez, Juan Manuel Yalj, tuvo que renunciar porque no pueden sostener ese mamarracho. Eso lo demuestra que toda la gente que estaba ligada a la causa quedó eximida porque no hay ningún tipo de pruebas contra nadie. Fue una causa política que se siguió por los marcos legales.

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