jueves, 5 de enero de 2012

Córdoba: la estigmatización de la pobreza


por Daniel Klocker

La iniciativa del registro de trabajadores eventuales propuesta por los vecinos de barrio Urca reavivó la estigmatización del estereotipo de laburantes sospechados de delincuentes por su origen humilde o por portación de cara.

La iniciativa del centro vecinal de Urca de crear un registro de trabajadores eventuales para combatir la inseguridad en el barrio reavivó la polémica sobre estigmatización del estereotipo de laburantes sospechados de delincuentes por su origen humilde o por portación de cara.

Esta discriminatoria iniciativa apunta directamente a albañiles, guardias de seguridad, pintores, jardineros y otro personal doméstico que los vecinos de esa acomodada barriada del oeste de la ciudad pudiesen llegar a contratar para realizar tareas en sus domicilios.

Es decir parten de la falsa premisa de que toda esa gente es culpable hasta que la base de datos de la policía demuestre lo contrario, pero mientras tanto como siempre sucede no se mide con la misma vara a “los Ricardo Jaime, a los Marcelo Falo”, y a tantos otros que cuentan con la protección del poder para zafar”.

No tienen esas mismas oportunidades los trabajadores que diariamente buscan el pan con sudor y sacrificio porque sus manos son las principales herramientas que tienen para sobrevivir en esta selva donde desigualdad es una constante porque la riqueza está mal distribuida.

Por supuesto, el gobernador José Manuel de la Sota dijo que la Provincia “escuchará a los vecinos de Urca, aún en las ideas que podamos compartir o no”, y que el flamante ministro de Seguridad y ex Jefe de Policía, Alejo Paredes “se comunicará con ellos”.

Seguramente, en la mayoría de los barrios de la ciudad de Córdoba al enterarse de la decisión del titular del Poder Ejecutivo querrán que el funcionario Paredes también “se comunique con ellos” porque –como los de Urca- son víctimas de la inseguridad, pero no apelan a la confección de censos de potenciales trabajadores o delincuentes.

El trabajo esclavo también es un delito y lo cometen importantes empresas nacionales y multinacionales, pero los gobiernos, mas allá de algunos procedimientos mediáticos y multas de ocasión, miran para otro lado, mientras tanto, los trabajadores continúan siendo explotados con total impunidad.

Es cierto, la inseguridad no es una “sensación” sino que es una realidad que los cordobeses vivimos a diario con arrebatos, asaltos violentos, crímenes, secuestros express y violaciones, pero más allá de esta irrefutable realidad no podemos permitir que el miedo y la desesperación nos gane la batalla y apelemos al facilismo de echarle la culpa al más débil, en todo sentido.

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