viernes, 15 de julio de 2011

El velo del Credicoop


Detrás de lo que asoma como una entidad bancaria pulcra y señera se esconden incumplimientos a convenios colectivos, persecuciones y hasta censura. Empleados cuentan cómo los “obligan” a militar en el partido de Heller fuera de horario. Los créditos que no son. La publicidad engañosa. Y el desvirtuado espíritu cooperativista.
En términos técnicos, la solidaridad hace base en la idea macro de que una o más personas se unen en forma circunstancial o permanente a una causa o hecho.

Conceptualmente, el término es más amplio, abarcativo. Impone o exterioriza una idea de altruismo, de desprendimiento, de colaboración con el otro. Generalmente, ser solidario es, ni más ni menos, actuar sin esperar una retribución inmediata o interesada. Menos, pecuniaria.

Con ninguno de estos principios, tan profundos y arraigados, parece cumplir una entidad que se dice ser solidaria. Ni más, ni menos que uno de los pocos bancos integrados por capitales nacionales, y el único con raíz cooperativista del país: el banco Credicoop.

Su eslogan de “Banca Solidaria” poco parece ajustarse a la realidad cotidiana de sus empleados, de sus clientes y, obviamente, de sus servicios.

Quien se dice ser humilde es porque, generalmente, es un soberbio, porque de lo contrario nada tendría que decir. Cualquier persona se daría cuenta per se de dicha cualidad, la humildad. Acá pasa algo similar. ¿Por qué tanto esfuerzo hace el Credicoop por mostrarse “solidario”?

Esta investigación periodística buceó en las raíces de una de las entidades que parecen contar con mayor prestigio en la comunidad crediticia y financiera local, pero que luce con tantas contradicciones como denuncias; algunas de ellas poco conocidas. De ahí lo atractivo de este artículo.

No es solidario, por ejemplo, el Credicoop con gran parte de sus 4.619 empleados. Dentro de esta institución, creada en 1979 con la fusión de 44 cajas de crédito cooperativo, que hoy cuenta con 249 filiales a lo largo de todo el país, no parece capear el principio de tolerancia. De hecho, un grupo de trabajadores tuvo la idea de denunciar los diversas “irregularidades” laborales con la publicación de un boletín gráfico denominado “Robocoop”. El mismo fue creado por la agrupación interna del banco “Igual a igual” y tiene siete años, pero en los últimos meses la entidad que comanda el diputado nacional Carlos Heller, defensor a ultranza de la denominada ley de Medios “por la democratización de la comunicación”, ha prohibido su circulación.

¿Solidez?


Vayamos por parte. No todo lo que reluce es oro. La virtual explotación comercial y financiera de una de las entidades que parecen gozar con parte de la simpatía de la dirigencia argentina ha coincidido plenamente con el crecimiento del kirchnerismo en el poder, y, a la vez, su estructura tiene más puntos flojos de los que uno pudiera imaginar. O de lo que realmente se promociona.

El banco Credicoop, uno de los pilares fundamentales de la Asociación de Bancos Públicos y Privados de la República Argentina (ABAPPRA), es una entidad que ha incrementado desde su oferta al público hasta su planta de empleados, desde los créditos personales hasta hipotecarios, pero todo sobre una base que no parece exhibir una solidez equivalente.

Los números hablan por sí solos. Mientras otros bancos del mismo segmento, como el Macro o Patagonia, cuentan con una diferencia disímil entre el activo y el pasivo (ver gráficos), la del Credicoop es, de mínima, llamativa: apenas 1.272.939.000 pesos. Dicho patrimonio neto se compone, en su inmensa mayoría, por capital, aportes y reservas, según el último informe del banco Central, de febrero de 2011 -al que tuvo acceso La Tecla-, el cual muestra una curiosa radiografía de esta entidad. La mitad de sus activos son créditos 7.891.653.000. Su pasivo, de 16.107.098.000, equivale -aproximadamente- al 15% del presupuesto global que tiene la provincia de Buenos Aires para funcionar (2011).

Más números que generan cierto asombro: el promocionado banco de las Pymes tiene cada vez menos cuentas corrientes, indispensables para que cualquier empresa pueda operar. Pasó de 603.267 en junio de 2008 a 385.966 en diciembre de 2010, el último registro oficial que publica el BCRA. Inversamente proporcional es su panorama con las cajas de ahorro, las cuales pasaron de 276.008 a 851.990 en el mismo período. Es decir, tiene más clientes pequeños que empresas.

El publicitado banco “solidario” tampoco cuenta con una amplia colocación de créditos prendarios, ni personales. Entre los prendarios, a febrero de 2011 figuraban 163.296, menos de la mitad que el banco Macro (352.246), de similar envergadura.

“El Credicoop no cumple”

Volviendo a la “solidaridad” con los empleados, según la agrupación “Igual a igual”, este banco “dilata cualquier discusión sobre la incorporación de rubros fijos al básico de convenio, para que, al aplicárseles los coeficientes correspondientes, sinceremos y dejemos de achatar hacia abajo nuestro salario”.

Los ítems fijos en el Credicoop, que hasta el momento no se modifican, son cuatro, y en total suman 1.182,77 pesos. “Está claro que el Credicoop no quiere firmar (un cambio). Es una cuestión económica de bancos que la levantan en pala”, se quejan los trabajadores agrupados.

“El Credicoop no cumple con los básicos establecidos por convenio, luego del acuerdo al que se arribó con el ministerio de Trabajo en el 2009”, asegura a
La Tecla Salvador Villano, secretario general de la Asociación Bancaria La Plata, mientras aspira a que dentro de esta entidad comience a normalizarse la situación sindical.

“Cuando los compañeros de todos los bancos privados ya vienen cobrando un básico de convenio inicial de 3.803, 07 pesos, y en el Nación cobran 3.412 pesos, en el Credicoop estamos en 961,42”.

El básico de convenio sirve para calcular los adicionales, y además incide directamente sobre el resultado del cálculo de varios de los ítems salariales.

Más números

Hoy, cultor del principio solidario, el Credicoop tiene créditos con tasas por encima del valor del mercado y con menos facilidades que otras entidades “no solidarias”. Y con tasas que oscilan el 40% anual, cuando la inflación oficial, defendida por el propio Heller, no supera los dos dígitos; mientras que la “real”, establecida por consultoras privadas y que sirvió de guía para las últimas paritarias, está entre el 20 y el 25%. El Credicoop, al igual que el Indec, se ve que maneja números propios.

Algo similar, en este caso por un posible caso de oferta engañosa, configuran los créditos destinados con bonificación de la Sepyme y Desarrollo Regional, promocionado para apoyar a las Pymes, líneas de capital y trabajo con una tasa fija de 10% TNA a 24 meses. Los mismos brillan por su ausencia, pese a la jugosa promoción. De hecho, el banco no supo, o no quiso, informar a este medio qué cantidad de créditos había otorgado con dicha tasa.

En el detalle del BCRA, sin especificar dentro del rubro crédito, se limitan a informar que el Credicoop otorgó, a febrero de 2011, 1.250.055 pesos bajo el ítem “otros”.

Envio de La Tecla

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